martes, 13 de noviembre de 2012

NUEVAS TECNICAS PEDAGOGICAS

Se utilizaba una nueva técnica pedagógica por la cual los alumnos más avanzados enseñaban a sus compañeros.
 
 
  Un solo maestro podía enseñar de 200 hasta 10000 alumnos, con los que bajaba el costo de la educación.
Los alumnos eran divididos en pequeños grupos de 10; cada grupo recibía la
 instrucción de un monitor o instructor, que era un niño de más edad, y más capacidad, previamente preparado por el director de la escuela.




      Las asignaturas que se impartían eran: escritura, lectura, aritmética y ad emás se les enseñaba doctrina Cristiana.




      Desde la entrada del niño a la escuela hasta su salida por la tarde, sus actividades estaban controladas por una serie de requisitos, ordenes, premios y castigos.




      En las escuelas era común que las ventanas estuvieran rotas y tapadas con bastidores de madera.
 




      Algunas escuelas tenían baño, que consistía de un cajón, pero la mayor parte optaba por dejar a los niños salir a la calle provocando quejas de las autoridades municipales.




      En las paredes había un Santo Cristo de madera y alrededor del cuarto se suspendían grandes carteles para la enseñanza de la lectura y la aritmética.
 Un día común en una escuela Lancasteriana era de 6 o 7 horas de clase, con un descanso de dos horas al medio día para comer en casa.




      Al entrar a la escuela en la mañana, el niño se formaba en línea con sus compañeros de clase para la inspección de: cara, manos y uñas, su ropa debía estar limpia, sus zapatos o pies sin lodo.





Para escribir se usaban pluma de ave que habían sido cortadas y preparadas por el director de la escuela. La tinta se hacía de huizache y caparrosa y costaban un real cada cuartilla (equivalente a 4.033 Litros). El papel generalmente era de un tipo llamado de Holanda o a veces era de maguey.




      Los utensilios de enseñanza presentaban un gasto fuerte, ya que equivalían a una tercera parte del presupuesto mensual de 8 pesos destinados a los utensilios (arena, pizarrines y plumas).




      Divisas de mérito y castigo, unas tarjetas o planchuelas de madera que el director colgaba con una cuerda al cuello del niño.




      Horario de la mayor parte de las escuelas era de 8:00 a 12:00 y de 2:00 a 5:00 o sea 7 horas de clases.




      Generalmente el mayor número de niños asistía en las mañanas no en las tardes, el 80% de los alumnos tenían entre 6 y 10 años, aunque algunos solo tenían 4 años y otros 14 años.
 
MÉTODO MUTUO.




      La enseñanza mutua fue practicada por algunos maestros particulares y en las escuelas gratuitas de algunos conventos. Pero la compañía lancasteriana fue la que ganó para el método de atención y el apoyo de gobierno el público, e impulsó el establecimiento de escuelas de enseñanza mutua en toda la nación.




      El telégrafo era uno de los aparatos distintivos de la técnica lancasteriana, que era un palo de madera que sostenía en su extremidad superior una aspa de hojalata que en un lado decía el número de la clase y en el otro EX que quería decir examen.
 




      Cada grupo de 10 niños tenía su monitor que, de acuerdo con un horario, enseñaban las lecciones de escrituras, lectura aritmética y doctrina cristiana.




      Además de un monitor particular había monitores generales y de orden.
§         Monitor general: tomaban la asistencia, averiguaba la razón de la ausencia de un alumno, cuidaban los útiles de la enseñanza.
§         Monitor de orden: administraban la disciplina.
 




      Todos los monitores eran supervisados por el director de la escuela. El “mecanismo” del sistema de monitores debía funcionar casi por sí solo.




      Al toque de una campanita de bronce, los niños marchaban al aula y se distribuían en las mesas por clases.
Con una precisión militar y siguiendo la señal del monitor de orden “los alumnos daban su frente a las mesas, quitándose los sombreros por medio de un cordón y se arrodillaban para elevar sus preces al Ser Supremo”.




      Se enseñaba primero las letras que consideraban mas fáciles como I, H, T, L, E, F, después las que tenían ángulos (A, U, W, M, N) y curvas (O, U, J).




      La doctrina cristiana se enseñaba de igual forma que la lectura, o sea, los niños en semicírculos memorizaban primero el catecismo de Ripalda y el catecismo del abate Fleuri, para ahondar en la explicación.
La instrucción recibida por el monitor, era que debían leer.




      Para asegurar el orden y promover el estudio era el sistema de premios y castigos.




      Un niño desaplicado y desobediente era reportado por su monitor de grupo, al monitor de orden, quien administraba la pena.




      Los castigos ordinarios consistían en que se colgaba una tarjeta de castigo del cuello del muchacho o se le hacía arrodillarse, poner los brazos en cruz, a veces sosteniendo piedras pesadas en las manos.
Por faltas mas serias, el estudiante era llevado al director para recibir golpes con la palmeta.
 
 El origen social de los alumnos
 
El fin de esta era de promover la educación primaria entre las clases pobres. Ya  que la mayor  parte de los alumnos inscritos en estas escuelas gratuitas de la compañía lancasteriana y del municipio eran pobres.
 
En una encuesta el 24% de los niños puso como ocupación de sus madres, indicando con ello que su padre estaba muerto, ausente o era desconocido.
 
Las mujeres sostenían a sus familias principalmente como costureras, lavanderas y sirvientas.
 
Los trabajos paternos eran zapatero, comerciante tejedor, carpintero militar y sastre.
 
No había ningún medico y abogado
 
La mayoría de los niños era evidentemente de clase popular.
 
 
 
 
Su importancia en la difusión de la enseñanza elemental
 
La idea clave del sistema lancasteriano fue que el niño debía ser constantemente activo. No se aburriría, porque siempre estaba aprendiendo algo del monitor en su pequeño grupo. Lancaster  insistía en que cada niño debe tener algo que hacer a cada momento y una razón para hacer.
 




 
El sistema lancasteriano fue de suma relevancia por sus características método de enseñanza, ya que como no existían gran numero de maestros, se capacitaba y orientaba a niños con capacidades sobresalientes, para enseñar al resto del grupo ya que era de gran cantidad de alumnos y estos reducía costos y podías dar educación a todos.
 




 Bibliografía:
 Tranck de Estrada, Dorothy (1992), "Las escuelas Lancasterianas en la ciudad de México: 1822-1842", en La educación en la historia de México, México, El Colegio de México (Lecturas de historia mexicana,7), pp.49-68.
 
 

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